Un viernes en una discoteca aprendí que alguien puede tocártelo todo y no hacerte sentir nada, pero que lo más increíble de este mundo es que alguien te haga sentir de todo sin ponerte una mano encima, sin avisar. Y que aunque los ríos no suenen, el agua puede ser subterránea. Aprendí que lo importante se oculta a los ojos y los oídos , y solo es asumido cuando el tacto no puede soportar la espera y se atreve a contradecir al órgano pensante que lo dirige.Y que es aquello que nos callamos lo que más nos representa por lo que somos. Y que cuantas más ganas tengas de gritarlo,mejor. Un viernes en una discoteca comprendí que prefería pelearme contigo a bailar con cualquier otro. Aunque tú ni siquiera te lo imagines.A lo mejor las haches no son mudas. A lo mejor solo tienen miedo a decir lo que sienten. A lo mejor el amor no es ciego, simplemente se tapa los ojos.
Puede que todo lo que nos enseñan desde pequeños sea una mentira, y que aunque no veamos la luz nunca, el cielo esté en alguna región de este planeta. Y que el infierno sea estar lejos de algo, o de alguien.
A lo mejor tenemos miedo. Y por eso no besamos a quien amamos o no amamos a quienes damos besos.
Sin embargo, tarde o temprano lo que estaba estaba escondido nos da una patada en la boca y nos hace reaccionar. Y entonces coges el teléfono, haces esa llamada y te das cuenta de que no era tan difícil. Y entonces vas y lo sueltas,y te enteras de que no era tan complicado. Y solo entonces es cuando vives. Sin miedo. Porque el miedo te paraliza, y en esta autopista no hay señales de stop.