Antes de comenzar la temporada estival , y mientras llevaba a cabo una depilación intensiva de todo mi cuerpo, reflexionaba sobre lo fantástico que sería ver el fútbol y olvidarse del mundo, y no tener que arrancarse pelos de cuajo con una máquina asesina que se ríe de ti cada vez que la enchufas.
Pensaba también en el olor de la sal, y en lo feo que deja mi flequillo, en los golpes de las olas, y en que te dejan sin bañador,en el tacto de la arena, y en como se cuela por todas partes, en la libertad de nadar en el Mediterráneo y el peligro y el morbo de no saber lo que hay debajo.
Con ello me quedó claro que ser tan simple como un hombre normal y corriente no compensaba respecto a unos tirones desmesuradamente torturantes de vez en cuando.
Ni hombre ni mujeres. Cacatúas divinas en mitad de Oropesa. Eso éramos.
Y felices.Al menos durante una semana.
Pensaba también en el olor de la sal, y en lo feo que deja mi flequillo, en los golpes de las olas, y en que te dejan sin bañador,en el tacto de la arena, y en como se cuela por todas partes, en la libertad de nadar en el Mediterráneo y el peligro y el morbo de no saber lo que hay debajo.
Con ello me quedó claro que ser tan simple como un hombre normal y corriente no compensaba respecto a unos tirones desmesuradamente torturantes de vez en cuando.
Ni hombre ni mujeres. Cacatúas divinas en mitad de Oropesa. Eso éramos.
Y felices.Al menos durante una semana.