Abuelo, es una pena que no los conozcas. No sólo son preciosos por fuera, por dentro lo son aún más, te echan de menos, pero ni siquiera lo saben todavía.
Cogemos dientes de león, te los traemos y recuerdo un poco más como era tenerte, les digo que no te olviden, que se imaginen tus manos, tus ojos y el sonido de tu voz. Lo oigo cada vez que me acerco a ese árbol, te oigo llevándome al parque y comprándome piruletas, te veo en mi cumpleaños y luego besándome la frente, en aquella cama, al fondo mientras me sonríes y yo me acerco curiosa para verte. Entonces me acaricias el pelo y dices que me quieres, te doy un beso y te abrazo todo lo fuerte que puedo, otra vez. Ellos te hubieran encantado, todos y cada uno de sus movimientos, hasta sus pataletas te hubieran hecho bien, te echan de menos, pero no lo saben todavía.
Nosotros si lo sabemos. Sabemos qué haces falta aquí, cerca de este río.A su lado, a mi lado, a nuestro lado.
Ahora que no estás todo es un poco más difícil, un poco más largo. No sé cómo, pero aún sigues aquí, en mis huesos, reviviendo a cada paso, aconsejándome, cuidándome. Cuidándoles. Si tengo que buscarte solo he de mirar al cielo, hablarte y por alguna razón que desconozco, apareces un ratito y te quedas conmigo hasta que la nostalgia termina por enfermarme y me marea.Luego te vas y me dejas tu paz, que me duerme y arropa cada vez que tengo frio .
Con tu ausencia descubrí lo que de verdad significa echar a alguien en falta. Aprovechar lo que tienes, porque puede marcharse sin merecerlo de un momento a otro. Siempre que te recuerdo me siento afortunada por haberte tenido, y también tonta por no haber podido decirte lo mucho que significaban para mí todas las cosas que me enseñaste, todas las cosas que me diste sin saberlo, y todos los momentos felices que creaste , sin querer ,queriéndome como me quieres.
